Las fiestas de agosto en Madrid culminan, tras la conmemoración de San Cayetano y
San Lorenzo, con la que seguramente sea la más popular de todas: la que se hace
en honor de la Virgen de La Paloma, que del 14 al 17 de agosto se lleva la
verbena de Lavapiés a La Latina.
Pero la planta de la verbena fue también la que adornaba solapas y escotes durante las fiestas del siglo XIX y principios del XX. Desde entonces, las “verbenas” deben su existencia a la adoración a algún santo, tema central de este recorrido, que nos lleva por los barrios más castizos de la capital.
La flor de la verbena hay que cogerla de noche y con
luna nueva, dice la tradición. Es la misma planta que los druidas celtas usaban
para adivinar el futuro y los romanos para purificar los altares antes de una celebración;
la misma que las novias ocultaban bajo su vestido para tener un matrimonio
feliz.
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